Todo empezó por el talento natural de esta niña, a la que pretendían enseñarle solo inglés, además del ruso, su lengua natal. Su madre ha confesado que se le daba tan bien que decidieron probar con algo de francés. Y así con el resto.
La naturalidad y espontaneidad con la que hablaba, sin titubear a la hora de responder a las preguntas que le hacía el jurado, terminó de cautivar a los que amparaban en la palabra «explotada».
Los progenitores de Bella justifican la educación de la pequeña asegurando que «no está sobrecargada» y que no pretenden convertirla en un genio, y deciden ver al parte positiva de su educación: conocer culturas diferentes y relacionarse con gente de otros países, ampliando sus horizontes y ofreciéndole más posibilidades de las que tienen otros niños, informa «Ver Tele».
Y para predicar con el ejemplo que quieren dar al mundo, contratan a canguros de diferentes nacionalidades para que la niña aprenda de la rutina y siga explotando esta increíble faceta.